sábado, 14 de julio de 2007

Paranoia en la oficina

Calculé que en el trabajo de encuestadora telefónica me tendrían que pagar unos 65 euros más o menos así que me fui a la empresa a que me firmaran el parte de horas. Entré y mientras esperaba a la responsable, junto a las administrativas, me pareció que decían : "Mírala, nunca crecerá la pobre", "¡Uy! ¡Pero si sigue siendo una niña!", "Desde que ha entrado la niña esa el ordenador no me funciona" (risitas). Yo intentaba no mirarlas y pensar que todo era producto de mi imaginación, que en realidad no estaban diciendo nada de eso. Ya lo dice el prospecto de Risperdal "ver, oír o sentir cosas que no existen. Creencias erróneas..." Tuve un deseo casi irrefrenable de irme de allí corriendo, así, de repente y sin dar explicaciones. "Bueno, pronto saldré de aquí y podré respirar tranquila" pensé. Por fin vino la responsable, pero fue para decirme que, por temas burocráticos, aún no podía firmarme el parte. Me fui chafada y llamé a la ETT. Entonces hablé con una tal Petri que me dijo que para el martes (esto es, cuatro días después) ya podrían firmármelo. El martes fui al colegio de Dani para que me informaran de cómo le puedo cambiar a un cole de Vallecas (eché la solicitud cuando aún vivíamos en centro y le admitieron en un colegio de por allí) y la secretaria me dijo que tenía que ir a la Comisión de Escolarización de Villa de Vallecas. La secretaria se acordaba de mi. "Ah, sí. Tu eres la madre que tenía un problema psiquiátrico ¿no? Que trajiste informes médicos..." "Sí, eso es" le dije. "¿Qué era? ¿Depresión?" "Sí, más o menos...". No tenía ganas de contarle nada. La palabra "psicosis" asusta a los ignorantes y aquella mujer no parecía muy puesta en temas psiquiátricos. Pero enseguida cambió de asunto y pasó a contarme lo que tenía que hacer para escolarizar al niño. Luego me metí en un café y llamé a David. Escribí algo (no mucho, pues ya tengo comprobadísimo que en los bares o cafeterías está mal visto que una se pase una hora entera escribiendo - incluso media hora les sienta mal- aparte ya de lo que pasa si no vas arregladita - te ponen el café ardiendo y te cobran más, imagino que para que no vuelvas- así que apunté unas pocas notas sobre algunas ideas que había tenido para escribir cuentos). David me dijo que el niño estaba bien y yo le informé de mi intención de pasarme por la empresa para que me firmaran el parte. Tampoco me lo pudieron firmar ese día. Así estuve otros dos días mas: yendo para nada. Pero al final lo firmaron y lo sellaron. Bueno, pues a día de hoy ya he cobrado el cheque (han sido 65 euros) y ya me he gastado casi todo el dinero en libros, ropa, un bolso y juguetes para Dani.

Me han cambiado la medicación. No ha sido idea de mi psiquiatra sino mía pues me informé por internet y entendí que el Abilify no tiene apenas efectos secundarios. Llevo cuatro días tomándomelo y lo que noto es somnolencia y falta de concentración. Lo noto sobre todo cuando voy a leer: es difícil para mí enterarme bien de todo lo que me cuentan, a veces me satura tanta información y tengo que dejarlo. Ya me pasaba con Risperdal pero no tanto como ahora. No estoy deprimida pero creo que he dado un paso atrás. Creo que tenía que haber seguido sólo con Risperdal. Bueno.

Me volvieron a llamar para lo de aforadora pero sólo pude hacer un día porque David ya empezaba a trabajar en ese mismo horario. Ahora estoy un poco parada, buscando algo los lunes, martes y miércoles que es cuando David tiene libre o por la tarde. Pero no muchas horas, por favor.

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